domingo, 12 de octubre de 2014

PRUEBA DE INICIO





El 5 de noviembre de 1967, apenas dos años después de que concluyera el Concilio Vaticano II, Ediciones Sígueme contrató el libro de Edward Schillebeeckx Revelación y teología para inaugurar la colección Verdad e Imagen.

En medio de la efervescencia del postconcilio y a través de monografías, se trataba de articular las ideas que habían desencadenado la renovación de la Iglesia católica.
Al mismo tiempo se buscaba promover un diálogo a tres bandas: dentro de la propia Iglesia, entre las distintas confesiones cristianas y con la sociedad moderna. En este sentido, la reflexión teológica crítica se revelaba como uno de los puentes que mejor ayudaría a vadear las dificultades de anquilosamiento de las estructuras, esfuerzo decidido por la unidad cristiana y colaboración positiva con el mundo de la cultura para responder a los anhelos y las esperanzas del hombre contemporáneo.
La aparición del número 200 de Verdad e Imagen no puede ser más significativa. En absoluto consiste en mirar hacia el pasado con nostalgia. Tampoco se pretende denunciar que nada nuevo ha aparecido bajo el sol de la teología en los últimos cincuenta años. Se trata, más bien, de recordar la necesidad inexcusable para el cristianismo de que las generaciones actuales den razón de su fe: no solo hay que vivirla, ni solo sentirla, ni solo celebrarla, sino también profundizarla con seriedad, rigor, entusiasmo y creatividad.
Porque el cristianismo jamás podrá dejar de ser una búsqueda y una propuesta de la verdad antes que una mera religión.